Mi abuelo Guido dedico toda su vida a su gran pasión, la pintura, y como pintor curioso e inquieto, gran observador de todo lo que le rodeaba, supo transmitir en sus cuadro la luz de Ávila en sus paisajes, sus rincones, su historia, las costumbres de sus gentes con una particular visión que nos sobrecoge al contemplar su obra. Destaco “El Sereno”, que obtuvo varias distinciones artísticas, premios y fama internacional, y “La madre del Héroe”, cuyo dolor y entereza rinde homenaje al sufrimiento que causan las guerras.
Mi abuelo nos lleva a un recorrido por Ávila, que la hace si cabe mas bella y misteriosa y nos crea un enorme interés en conocerla mas a fondo, ya que como vemos no solo capto de forma genial la muralla, casonas, calles, etc. , sino también supo compartir en sus paisajes el invierno que tanto le enamoro y queda reflejado en sus cuadros. No quiso olvidar la tradición católica de Ávila, Santa Teresa del niño Jesús y su orden las carmelitas Descalzas, los dominicos y escenas religiosas de gran realismo e increíble luz. En una de ellas, la procesión de la Santa, retrato a mi padre, mi tío Oscar, mi tía Laura y mi bisabuela.
Fue un gran retratista, y nos ha dejado un gran legado. Retrato a sus familiares, a sus hijos mellizos, mi padre Edgar y tío Oscar, a su hija Laura, a su mujer y a sus nietos, Laura y yo. También a sus amigos, entre los que había aristócratas, actrices, escritores como Unamuno, y sus famosos autorretratos. En su obra vemos retratos dedicados principalmente a la mujer, de la que era un gran admirador. Destaco entre ellos sus desnudos, tratados de una forma delicada y exquisita.